En 1972 el Observatorio del Ebro recibió un telescopio utilizado por la NASA para hacer un seguimiento de la actividad solar con el objetivo de garantizar la seguridad de los astronautas del programa Apollo.
En 1961, el presidente de Estados Unidos de América, John F. Kennedy, decidió que la llegada del hombre a la Luna sería un objetivo prioritario de su país. Con esta acción puso en marcha la gran maquinaria científica y tecnológica que permitió a Neil Armstrong y Buzz Aldrin caminar por nuestro satélite antes que ningún otro ser humano, justamente hace 50 años.
Mapa que muestra la situación de los observatorios solares de la red SPAN. Imagen extraída de Robbins y Reid (1969).
Uno de los problemas a resolver era el de la seguridad de los astronautas, expuestos a los efectos nocivos del viento solar. Así pues, había que hacer un seguimiento detallado de la actividad solar, ya que las erupciones solares son capaces de acelerar un gran número de partículas a energías suficientemente altas como para que la radiación sea perjudicial para los astronautas que se encuentran en el espacio, fuera de la protección de la atmósfera de nuestro planeta. Es por esta razón que la NASA creó la red SPAN (Solar Particle Alert Network) que consistía en siete observatorios solares situados en diferentes puntos del planeta, con el fin de garantizar un seguimiento permanente de la actividad solar. Uno de los observatorios se situó en Maspalomas, Gran Canaria. Los radiotelescopios tenían antenas parabólicas (insertadas dentro de un radomo protector) del tamaño de 2,5 metros de diámetro y que eran capaces de observar tres frecuencias (1420, 2695 y 4995 MHz).
En aquellos tiempos el Observatorio del Ebro colaboraba con la NASA y con la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea estadounidense (AFORS) en el estudio de la densidad de electrones de la ionosfera terrestre (un tema científico muy relacionado con el estudio de la actividad solar), pero no participó directamente en el programa Apollo.
Sin embargo, en 1972, una vez terminado el programa Apollo, se desmantelaron los radiotelescopios de la red SPAN, incluido el de Maspalomas, que fue donado por la NASA a la Comisión Española para la Investigación del Espacio. Entonces, la Comisión lo entregó al Observatorio del Ebro.
Imagen del interior del radomo, en la que se ve la antena parabólica del radiotelescopio. Imagen de J.J. Curto Subirats (2019).
Con ciertas dificultades al principio, debido a la falta de repuestos y de personal, el radiotelescopio se utilizó regularmente para observar la actividad solar de modo que hacia los años ochenta su explotación era ya normal, resueltas las dificultades iniciales. En aquella época, el radiotelescopio se utilizaba para estudiar los impactos de las erupciones solares en la actividad geomagnética, pero poco a poco, debido a su obsolescencia fue cayendo en desuso. Hubo un proyecto conjunto con la UPC para renovar sus elementos clave, pero el proyecto no dio los resultados esperados y, así, el telescopio se dejó de utilizar.
Actualmente, la antena del radiotelescopio sigue instalada en su lugar, detrás del Pabellón Eléctrico del Observatorio del Ebro. A pesar de su relevancia, como pieza del programa Apollo, el telescopio todavía no se ha podido museizar y no forma parte del recorrido típico de las visitas de divulgación científica.
Estado actual del radomo que aloja el radiotelescopio. Imagen de P. Quintana-Seguí (2019).
Cabe comentar que este no fue el primer radiotelescopio del Observatorio. El Observatorio conserva aún la estructura de la antena de un radiotelescopio anterior, instalado en 1959 y que fue el primer radiotelescopio de España, destinado también a estudiar la actividad solar. Aquel telescopio trabajaba en la longitud de onda de 1 metro.
Un radiotelescopio es una antena y un receptor de radio destinados a registrar las ondas de radio provenientes del espacio. Las ondas de radio son la parte del espectro electromagnético de longitud de onda más larga que el infrarrojo.
El Observatorio del Ebro es una fundación destinada al estudio y la observación de fenómenos geofísicos. Fue fundado en 1904 por la Compañía de Jesús y se encuentra en el municipio de Roquetes (Baix Ebre). El Observatorio es un instituto universitario de la Universidad Ramon Llull y es un centro coordinado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El Patronato de la Fundación está formado por el Ayuntamiento de Roquetes (Presidencia del Patronato), el Ayuntamiento de Tortosa, la Diputación de Tarragona, el Departamento de Empresa y Conocimiento de la Generalidad de Cataluña, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalidad de Cataluña, el Servicio Meteorológico de Cataluña, la Agencia Estatal de Meteorología, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Instituto Geográfico Nacional.